Los medicamentos inmunosupresores, como el Metotrexato o la Ciclosporina, entre otros, aumentan el riesgo de infección, según la Dra. Abby Van Voorhees, dermatóloga de Universidad de Pennsylvania, después de un estudio exhaustivo sobre cómo afectan estos fármacos a los pacientes. Por este motivo, recomienda a todos los que sigan estos tipos de tratamientos una buena orientación profesional sobre la necesidad de vacunarse.
La doctora Van Voorhees, junto son su equipo, indica tres consejos fundamentales:
– Muchas vacunas vivas son peligrosas para los pacientes inmunosuprimidos y deberían administrarse entre dos y cuatro semanas antes del inicio del tratamiento farmacológico. La única excepción a esta norma es la vacuna para el herpes zóster, ya que existen pruebas preliminares de que se podría aplicar de manera efectiva y segura sin interrumpir el tratamiento de inmunosupresión de los pacientes.
– Las vacunas inactivadas son más seguras, pero la inmunosupresión contrarrestaría la respuesta óptima del organismo ante esta vacuna y su efecto se desvanecería rápidamente.
– La orientación sobre las vacunas debería ser parte de la atención médica habitual.
La especialista ha dirigido un estudio para el Consejo Médico de la Fundación Nacional de Psoriasis de los Estados Unidos, publicado en el Journal of the American Academy of Dermatology, en diciembre de 2013.
La principal conclusión de la investigación es que, siempre que sea posible, deben administrarse las vacunas necesarias antes de empezar el tratamiento de la psoriasis con los fármacos inmunosupresores. Van Voorhees asegura que el uso de vacunas en este tipo de pacientes debe formar parte de la planificación global del tratamiento.