Un estudio basado en la introducción de pacientes con psoriasis una dieta mediterránea generó los siguientes beneficios:
• Disminución de marcadores inflamatorios (IL-2, IL-1beta, TNF alfa, IFN-y e IL-4) que conducen a un aumento de la psoriasis.
• Reducción significativa de índices de gravedad de la psoriasis, PASI y DLQI (índice de calidad de vida en dermatología, cuanto más bajo mayor calidad de vida).
• Disminución de glucosa, colesterol total y LDL (lipoproteínas de baja densidad (“colesterol malo”)).
Se recomienda que los pacientes con psoriasis pueden probar una dieta mediterránea y consumir aceite de oliva virgen extra (como principal lípido), además de:
• Dos porciones de verduras al día
• Tres porciones de frutas al día
• Legumbres tres veces a la semana
• Pescado o marisco tres veces a la semana
• Frutos secos tres veces a la semana
• Salsa de tomate, cebolla, ajo y aceite de oliva dos veces a la semana.
(Estas cantidades son las mínimas establecidas para poder llevar a cabo una buena dieta mediterránea)
Por tanto, ante las evidencias mostradas anteriormente, estamos ante el reto de transmitir la importancia de tener un peso adecuado, además de una alimentación sana y equilibrada para velar por una mejor salud global del individuo, así como por el potencial efecto beneficioso en el curso de la psoriasis. Existen en la actualidad, además de los abordajes nutricionales, tratamientos específicos para la obesidad, tanto médicos como quirúrgicos, que los diferentes profesionales sanitarios especializados pueden asesorar a los pacientes con psoriasis.
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Extracto del artículo “Psoriasis, obesidad y nutrición” elaborado por el doctor Pablo de la Cueva en la revista PSORIASI Nº 109. Puedes leer el artículo completo en la revista aquí.
