El deporte y mantener un peso saludable a nuestro cuerpo y condición física son aspectos básicos en el tratamiento no farmacológico de la enfermedad psoriásica.
La actividad física aumentará tu flexibilidad y reflejos, te hará ganar fuerza y coordinación muscular, reforzará tu autoestima y disminuirá el estrés asociado a la enfermedad psoriásica.
En el caso de la psoriasis, el ejercicio disminuirá el número de brotes anuales y su intensidad además de conseguir un mayor control de las comorbilidades como el hipercolesterolemia o la diabetes y, en el caso de la artritis psoriásica, reduciremos el dolor y la rigidez en nuestras articulaciones y mejoraremos la calidad de huesos y músculos.
Somos conscientes de que cuando la enfermedad está activa el ejercicio puede resultar molesto al irritar las lesiones con el sudor, ver nuestra piel expuesta o al experimentar dolor en el caso de la artritis psoriásica. En estos casos acude a tu especialista, dermatólogo, reumatólogo y/o fisioterapeuta para diseñar un programa de ejercicio adaptado a tu estado de salud, pero no abandones la idea de la práctica deportiva como parte de tu tratamiento. Cualquier movimiento, no importa lo pequeño que sea, suma.
A pesar de las molestias, es muy importante ser regulares y ejercitarse al menos 3 días a la semana en sesiones de entre 20 y 45 minutos, modulando la intensidad del ejercicio a nuestro estado de salud. Incluso el ejercicio moderado nos dará resultados si somos constantes. No necesitas marcarte metas altas ni competir con otros, únicamente fijarte pequeños logros e ir aumentando paulatinamente la intensidad.
Cuando la enfermedad psoriásica trata de inmovilizarte, la práctica deportiva te mantiene en movimiento.
Fortalece los músculos alrededor de las articulaciones
Te ayuda a mantener tus huesos fuertes
Mejor control de tu peso
Aumento de tu calidad de vida
Aumento de tu equilibrio
Te sentirás más enérgico al comenzar el día
Te ayudará a descansar y conciliar el sueño
Disminuye el riesgo de padecer diabetes, hipertensión o enfermedad cardiovascular
Mejora la valoración global de la enfermedad por parte del enfermo
Aumenta la fuerza muscular y la masa ósea y reduce el riesgo de caídas.
En ningún caso, la práctica correcta de ejercicio físico provocará o agravará el dolor o la hinchazón de tus huesos. Si fortalecemos nuestros músculos ayudamos a nuestros huesos a soportar el peso de nuestro cuerpo y, de esa manera, a que sufra un menor estrés.
Si experimentas dolor varias horas después de realizar ejercicio, consulta con tu especialista para asegurarte que no estás forzando tu cuerpo y para entender qué dolor es normal cuando reactivas tu cuerpo después de un tiempo de inactividad frente a un dolor que puede esconder algún tipo de lesión.
Elegir ropa deportiva apropiada, preferiblemente holgada, de algodón y transpirable, evitando las fibras artificiales y la lana para evitar rozaduras en tu piel. La fricción es considerada un factor desencadenante de los brotes psoriásicos y debemos evitarlo.
Usar un calzado deportivo cómodo.
Aplicar calor o ducharse con agua tibia durante 20 minutos antes del ejercicio para relajar articulaciones y músculos, y reducir el picor de las placas de psoriasis al humedecerlas y aliviar cualquier síntoma de dolor previo al ejercicio.
Recuerda no usar perfumes ni colonias directamente sobre tu piel ya que la pueden irritar.
Calienta tu cuerpo mediante movimientos lentos y suaves entre 5 y 10 minutos antes de comenzar con ejercicios de fuerza o aeróbicos.
Ejercitarse lentamente y con movimientos sencillos. Si sentimos dolor, o notamos nuestras articulaciones rojas o inflamadas, tomarnos un descanso o modular nuestro esfuerzo. Si crees que el dolor es mayor o diferente al habitual, consulta con tu médico para asegurarte que todo es correcto.
Mantente hidratado en todo momento.
Realizar ejercicios de bajo impacto para las articulaciones como los realizados en el agua o en bicicletas estáticas.
Aplicar hielo después del ejercicio para reducir la inflamación e hidratar nuestra piel con productos emolientes que nos ayuden a mantener la elasticidad de nuestra dermis.
Consulta a tu médico o fisioterapeuta antes de empezar a practicar deporte.
Si tienes Artritis Psoriásica ten en cuenta que existen ejercicios específicos según las diferentes fases y estadios de la enfermedad siendo recomendable que los ejercicios se adapten a cada paciente. Consulta con el médico y/o el fisioterapeuta para que te guíe en que rango de ejercicios son positivos para ti entre estiramientos, ejercicios aeróbicos y ejercicios isométricos
Al inicio, puedes realizar estiramientos 3 días a la semana y después reducirlo a dos, tiempo mínimo que necesitas para mantener la mejoría en tu cuerpo.
Los isométricos son ejercicios en los cuales sometemos el músculo a tensión, pero sin realizar movimiento, ya sea con pesas o únicamente con el peso de nuestro propio cuerpo, fortalecen el músculo y no son dañinos para nuestras articulaciones.
Puedes trabajar de forma local cada parte de tu cuerpo y son usados para prevenir lesiones o como rehabilitación después de una operación.
Un ejemplo simple de ejercicio de este tipo incluiría levantar los brazos por encima de la cabeza o mover los hombros hacia adelante y hacia atrás. Generalmente son movimientos que podemos realizar a diario.
Los ejercicios aeróbicos o de resistencia nos permiten mejorar nuestro estado de salud en general, nos ayudan a controlar nuestro peso y a tener más vitalidad en nuestro día a día.
Caminar, andar en bicicleta, nadar o usar una máquina elíptica son ejercicios aeróbicos de bajo impacto que podemos realizar varias veces por semana hasta un total de 150 minutos de ejercicio aeróbico moderadamente intenso por semana. Si es demasiado duro, puedes dividir el tiempo en bloques de 10 minutos
Otro tipo de actividad centrada en la respiración y la conciencia del cuerpo recomendada es el yoga que mejora el equilibrio, la postura corporal y la coordinación y te ayuda a relajarte.