La enfermedad psoriásica es una patología crónica, no infecciosa, del sistema inmune que puede manifestarse en la piel (psoriasis) y las articulaciones (artritis psoriásica) y que impacta negativamente sobre nuestras emociones, generando ansiedad, estrés, baja autoestima y, en algunos casos, depresión. El diagnóstico de la enfermedad requiere de un periodo adaptativo y la aceptación de nuevas responsabilidades. Mantener hábitos saludables, ser constante en la aplicación del tratamiento pautado y tener un nivel alto de pensamientos positivos te ayudará a controlar la enfermedad y a vivir sin limitaciones.
Convivir con la enfermedad psoriásica y con sus manifestaciones visibles en nuestra piel provoca sentimientos de vulnerabilidad y angustia ante un posible rechazo social. Aceptar la nueva situación y expresar abiertamente nuestros miedos y sentimientos nos permitirá disminuir el malestar y favorecerá la interacción social. Ver más allá de la piel y compartir nuestras experiencias diarias con otras personas nos enriquece y fomenta pensamientos positivos. Concentrar tu energía en aquello que si tienes y disfrutar de tu tiempo junto a tus amistades y familia hará que encares con una sonrisa la vida.
Si aun así, no tienes la suficiente energía para afrontar tu situación vital, ¡no te preocupes!, nosotros te acompañamos en este camino. Acude a tu especialista, confíale tus sensaciones y pensamientos para encontrar una solución juntos y, si es necesario, un psicólogo podrá enseñarte a manejar tus emociones y te acompañará en este proceso de cambio.
Explicar a tu familia, pareja o amigos cómo te sientes y qué te preocupa, te ayudará a no sentirte solo. Verás las cosas desde otra perspectiva más positiva y optimista.
Procura mantener tus rutinas y actividades cotidianas. La actividad nos distrae y ayuda a evitar que el malestar nos invada: acude a tu trabajo, sal a divertirte, tómate tiempo para ti...
La condición física y el estado mental están estrechamente relacionados. Unos minutos de ejercicio al día te van a permitir descargar tensiones, mejorar tu estado de ánimo y relativizar tus preocupaciones.
Si eres capaz de manejar tu enfermedad, te sentirás mejor y disminuirán los síntomas de ansiedad y depresión.
Si sientes que tu estado de ánimo ha empeorado y/o te sientes angustiado (ansioso). ¡Él te ofrecerá herramientas para superarlo!